2011/05/10

Las voces que se ocultan



La Marina Internacional en la Bahía de Santa Marta

José Osvaldo  uno de los muchos vendedores que sitúan su puesto frente a la Bahía de Santa Marta, llega desde temprano, organiza todo y espera a que lleguen los clientes. Ya no lleva el chaleco reglamentado para los vendedores del sector, al fin y al cabo ya a nadie le importa.

Son las 11:00am, en los últimos 45 minutos solo llegan tres posibles clientes, de los cuales sólo uno comprara una lata de Águila.

De los 17 años que lleva como vendedor en la Bahía jamás le había ido tan mal, nunca antes de que construyeran la Marina. Ahora los mismos turistas le preguntan ¿Cómo se dejaron hacer eso? o exclaman: ¡Cómo han acabado la playa!

Son las mismas palabras que escucha un colega suyo al otro lado de la playa antes de observar como esos turistas se marchan para no volver. Él que lleva más de 30 años, evoca con emoción la grandeza de la bahía, la arena blanca, que ahora se mezcla con el negro de algo que las autoridades llaman “mineral no letal”. Evoca también, la enorme playa que ahora se traga el mar, y sobre todo, extraña la prosperidad de su trabajo que ahora poco a poco se ve sacrificada a cambio de la <prosperidad de la ciudad>.

Ambos hablan con fluidez, y piden con recelo protección ante sus nombres, para que la Capitanía del Puerto no los saque de su lugar de trabajo.

Todos coinciden en que la construcción de la Marina, ha triado consigo la desaparición paulatina de la playa en la Bahía de Santa Marta, agregan, que aunado con el Plan Centro, las autoridades y organismos correspondientes han buscado acabar con los pequeños vendedores y favorecer a los que tienen plata, a los ricos; no más observen como acabaron con la Avenida del Camellón para ampliar los negocios allí establecidos y disminuir el tráfico vehicular por la zona; observen como disminuyeron el área de la Bahía para construir la Marina que a la larga favorece a los que tienen dinero, ya que a los del pueblo se les prohíbe la entrada a esas construcciones que con el tiempo traerán más contaminación a la Bahía producto de los combustibles y desechos de las embarcaciones que allí anclen, sin contar, que existen cuatro entradas de aguas servidas a la Bahía; ¡es un peligro bañarse en nuestra Bahía de Santa Marta!


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