2011/08/19

Una mirada a una hermosa niña


Truman Capote en su reportaje evoca los recuerdos que aún conservaba sobre su fallecida amiga Marilyn Monroe (1926 – 1962).

Foto con la famosa pose de Marilyn
Marilyn, un afamado ícono sexual de nuestros tiempos, se llevó el honor de robarle un espacio a la historia, justamente en uno de los momentos decisivos para las mujeres: la década de los 60. En esta época la mujer había entrado al mercado laboral, pero aún era perseguida por los fantasmas ancestrales de las obligaciones domésticas y el futuro se limitaba a que el matrimonio fuera la única vía para llegar a la estabilidad y la felicidad.

Es fácil pensar que Marilyn se encontraría aparentemente en condiciones mucho mejores que las mujeres que responden al modelo de ama de casa y mujer sometida que se impuso durante muchos años, pero en realidad solo respondía a otro modelo que no corrió mucha mejor suerte . Ella misma se consideraba una tonta, no porque lo fuera-pues bien se sabe de su interés por aprender y por romper el propio esquema en el que estuvo presa durante toda su vida-, sino porque respondió al estereotipo que en ese momento la cultura dictaba, que la hacía tomar actitudes huecas y de absurda  ingenuidad, que llevaron a Capote a definirla, a pesar de su adultez, como una niña hermosa. Estas palabras son el título con el que Truman en su libro Música para camaleones, revela otra idea de rubia hueca y trata de mostrarle al mundo la parte  más humana y simple de la artista, como una forma de darle el último adiós a su amiga, al ícono, a Marilyn Monroe.

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