El arte de la acumulación en movimiento
Crítica a la obra de Donna Conlon
El video-arte es un movimiento que usa
medios electrónicos (analógicos o digitales) con un fin artístico. Muchos
artistas destacables existen en esta tendencia, desde Wolf Vostell y Nam June
Paik considerados los primeros video-artistas, hasta artistas más recientes
como Donna Conlon.
Donna Conlon es una destacada artista de
este siglo. Esta estadunidense nacida en Atlanta en 1966 pero panameña de
adopción, desde hace varios años se ha destacado por sus trabajos en el video
arte donde la acumulación de objetos como tapas de botella, bolsas, y otros
elementos considerados normalmente como “basura” son el ingrediente principal
de una crítica al materialismo y al consumismo.
En sus obras, esta artista con maestría en
biología de la Universidad de Kansas (EE.UU.) incluye también elementos naturales
como plantas o animales pequeños propios de la fauna y flora panameña en una
clara mezcla de contrates entre lo natural y lo artificial.
Entre sus obras se encuentra “Drinking
Song” (canción de la bebida en español), una entretenida obra en donde Conlon y
el también artista Jonathan Harker utiliza botellas, latas y vasos con
cerveza, medio llenos o parcialmente
llenos de este liquido con los cuales genera sonido para recrear la melodía, a
partir de la secuencia de pequeños cortos, el himno de los Estados Unidos de
América.
Esa obra en particular se creó en el marco
de la octava bienal de Mercosur en 2011 “Geopoéticas” un evento exposiciones
artísticas en el sur de Brasil que incentiva el arte latinoamericano y que pretendía en esa versión mostrar las
diversas formas que plantean los artistas de definir el territorio.
Es una forma de atraer la atención, de
llamar a la conciencia, a base a objetos aparentemente desechados pero que al
ser tomados bajo un concepto artístico, adquieren un nuevo significado, y
sonidos naturales un sonido de bosque, de jardín de selva, que juntos estimulan
más allá de los sentidos, estimula nuestro yo interno, estimulan el alma.
Jonathan Harker es un ecuatoriano residente
en Panamá, cineasta graduado de la Universidad de Florida y ganador de varios
premios en la Bienal de Arte de Panamá. “Drinking Song” no es la primera obra con la que trabaja en
conjunto con Conlon, ellos han laborado
juntos desde el 2006 y varias de estas colecciones realizadas en conjunto, se
encuentras en galerías prestigiosas como la Colección de la Queensland Art
Gallery – Gallery of Modern Art, el Centro Gallego de Arte Contemporáneo y la
Kadist Art Foundation.
Ambos aseguran que todas sus colaboraciones
utilizan “{…} el lenguaje del juego para hablar sobre problemáticas personales
y colectivas, como el consumo masivo, la contaminación y tensiones políticas y
culturales”.
Por lo tanto, Drinking Song no se trata de un mero uso del viento, ni de
las marcas de la cerveza en sí, se trata de una ironía artística sobre la
identidad nacional planteada de que una nación se vende a semejanza de
cualquier producto que puedas comprar. De esta manera, según como explica
Jonathan Harker, la bandera se convierte en el logo y el himno en un jingle. Así
este video-arte ironiza sobre la construcción de los símbolos e identidades
nacionales.
Otra obra y una de las obras más recientes
de Donna Conlon es la titulada “Tapitapultas”, una obra de 3,40 minutos de
duración que al igual que “Drinking
Song” también cuenta con colaboración de
Jonathan Harker. En “Tapitapultas” ambos artistas usan cucharas de plástico de
colores como catapultas apoyadas sobre el suelo para lanzar tapas de botella
como proyectiles. Las tapas salen disparadas hacia un hueco en una plataforma
de concreto, donde las tapas van acumulándose una a una hasta formar una pila
de gran tamaño.
La plataforma donde se da lugar esta obra
era parte de una instalación militar de los Estados Unidos ubicada de la cima
del Cerro Cedro (Panamá) durante la ocupación de la Zona del Canal de Panamá.
Este punto se ha convertido en la actualidad en un mirador y un punto de
interés turístico en el Parque Natural
Metropolitano de Panamá.
Con esta obra, sigue la tendencia de sus
otros trabajos, en donde se recolectan objetos desechados y les dan un nuevo
significado para promover una reflexión sobre ideas como bienestar, consumo y
comportamiento social. Conlon y Harker realizan un juego que no es solo un
juego, es una exploración, una crítica, al masivo y la polución, e incluso, a
la violencia.
Así, vemos como una tendencia nacida
alrededor del año 1963 se mantiene vigente aún hoy gracias a artistas como
Donna Conlon y Jonathan Harker, que lo utilizan no solo como una forma de crear
un producto bello, sino con un trasfondo analítico, y reflexivo.
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