2014/05/24

Ceremonias del político- Fragmentos de amor furtivo- Héctor Abad Faciolince

Fragmentos de amor furtivo es un libro delo escritor y periodista antioqueño Héctor Abad Faciolince. Esta obra narra sobre la relación de Susana y Rodrigo narrando por fragmentos los amores de Susana, pasados y presentes; pasando a través de temas como la infidelidad, el amor, el sexo y la crítica social. Entre estos fragmentos se encuentra “Ceremonias de un político” en donde, por medio de una conversación, Susana le cuenta a Rodrigo sobre un político de baja moral y poco interés en el desarrollo del país, lo que lleva un trasfondo de critica a la sociedad colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX.

Fragmentos de amor furtivo.
Ceremonias del  político.


Fragmentos de amor furtivo es un libro del escritor y periodista antioqueño  Héctor Abad Faciolince. Esta obra narra sobre la relación de Susana y Rodrigo, que similar a la vieja obra del Decameron cuenta por fragmentos los amores de Susana, pasados y presentes; pasando a través de temas como la infidelidad, el amor, el sexo y la crítica social.

Precisamente sobre la crítica social existen capítulos (a manera de fragmentos) como “Ceremonias de un político” en donde, por medio de una conversación, Susana le cuenta a Rodrigo sobre un político de baja moral y poco interés en el desarrollo del país, lo que lleva un trasfondo de critica a la sociedad colombiana de finales del siglo XIX y principios del XX.

En ese capítulo el político es descrito como un hombre de cara roja, abotagada de aguardiente, con la piel dañada de un acné juvenil que  <<chantajeaba con una moral que no tiene>>.

Mucho intertexto hay a lo largo de todo el libro, y este capitulo no es la excepción principalmente por su acotación directa a obras como las Meninas, las obras de Goya, Flandes, Bruegel y El Bosco;  e indirectas a obras cmo “Cuentos del arañero” a través de un recuerdo de Rodrigo donde los político “siempre están borrachos”.

Puede analizarse también a manera de para-texto la portada del libro, dejando lugar a un significado que no se comprende hasta finalizado el libro, puesto que, la portada,  muestra un faro tallado en madera que finaliza con una cara a manera de máscara mortuoria. Esto hará alusión a la costumbre de Susana de sacarles una máscara mortuoria a todos los hombres que han estado en su vida, pero en el caso del político, su máscara jamás estará ahí, pues nunca quiso nada con el ni nunca tuvo.

Existen también muchas figuras retóricas, como la metáfora: “Salí del entresueño para esa pesadilla”, “Yo era una especie de adorno en la delegación, un inútil apéndice con pasajes, hotel, viáticos y todo el tiempo libre para mi”, “Nos íbamos de tapas” (a tomar vino),  “Creo que nos amamantaron en muy distintas circunstancias”. Son tan frecuentes que suelen abundar de igual forma la alegoría, “(…) y ahí me clavó los ojos, esos ojitos suyos de felinos enfermo”

También se puede encontrar símil: “De inmediato se puso a palmotear, como en una cantina”; hipérbaton como “con un par de apellidos que con solo nombrarlos habrían puertas, dejaban boquiabiertos e inspiraban respeto”  y eufemismos como “… mi palabrero de 20 de Julio” (Diciéndole Susana al político un hablador sin sentido).

Así mismo, el capítulo se convierte en una ironía, pero el ejemplo primordial de esta figura retórica la dice “Un señor de Medellín”: “…diciendo que El País es mejor que el Colombiano, pero que le gustaba más leer el Colombiano porque le daba más rabia”

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